1º en el Seikatsu Gakuen: Primer día

lunes, 16 de marzo de 2009

Lunes 30 de marzo de 2006

Me desperté cinco minutos antes de que sonara el despertador, como siempre. Después de haberme duchado y de haber desayunado, me despedí de mi madre y de mi gata, cogí las maletas y salí de casa.

Fui hasta el metro, que me dejó en la mitad del trayecto porque para llegar al Seikatsu tenía que coger un taxi.

Después de una hora (o incluso más), llegué por fin al Seikatsu. Era tan grande que no sabía para dónde ir... Me quedé ahí, de pie, esperando que una revelación divina me dijera por dónde tenía que ir...

-¿Te pasa algo? -Un chico se me había acercado.

-Eh... Es que soy nueva y no sé...

-¡Ah, vale! Eres de primero, ¿no? Mira, por ahí se va al dormitorio femenino. Pero primero tienes que ir a Secretaría para saber en qué habitación estás y demás. Ven, te acompaño. -¡Vaya, qué chico más majo!

-Me llamo Yûichi, ¿y tú?

-Soy Megumi... Megumi Saitô.

-Megumi, entonces.

-Sí...

Fui a Secretaría y allí me dijeron que en la habitación estaría con una tal Shizuka Tenjo.

-Ahora, giras a la derecha y todo recto. Enseguida llegarás a tu habitación. Por cierto, yo estoy en segundo. Ya nos veremos, ¿eh?

-Adiós.
¡Qué majo! No podía haber empezado mejor... Veamos... Habitación 003... ¡Aquí es!

Abrí la puerta y entré. No había nadie y tampoco había maletas ni nada por el estilo.

Había dos camas. Elegí la que estaba más cerca de la ventana (a esas horas, entraba un solecito muy agradable).

¿Cómo será eso de compartir habitación? Espero llevarme bien con mi compañera...

Le mandé un mensajito a mi madre diciéndole que ya había llegado y que todo bien. Al rato, se abrió la puerta y entró una chica.

-... ¿Eres Saitô-san?

-Sí. ¿Tú eres Tenjo?

-Así es. Vamos a ser compañeras de habitación este año, así que espero que nos llevemos bien.

-Lo mismo digo.

-Ah, puedes llamarme Shizuka. ¿Puedo llamarte Megumi?

-¡Claro!

-Cómo mola el Seikatsu... Aunque es un poco grande. ¿Te ha costado encontrar la habitación?

-No, porque un chico muy simpático me ha ayudado.

-Ah, qué suerte has tenido. ¿Y era guapo?

-¡...! -Mierda, no me fijé... ¡Pero espabila, Megu!

-Fíjate la próxima vez. Aunque seguro que sí. Aquí hay cada tío que... uff...
-En eso tienes razón.
-Bueno, me voy a comer. ¿Te vienes?

-Ah, sí, claro.

Bajamos a la cafetería. Allí nos sentamos con unas chicas que conocía Shizuka (algunas eran amigas del instituto, a otras las acababa de conocer). Estuvimos hablando un poco sobre nosotras, lo que nos gustaba hacer y demás. No me sentía muy a gusto: eran las amigas de Shizuka y no las mías, pero bueno...
Por la tarde, Shizuka salió a dar una vuelta y yo me quedé en mi habitación, leyendo manga y navegando por Internet. Qué día más aburrido... ¿Serían así los tres años que me quedaban?
Antes de dormir, miré el uniforme: a partir de mañana, lo llevaría todos los días.

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